jueves, 30 de junio de 2011

Domicilio conocido

El esqueleto de dios es el fracaso de mi mente. Dios, mi dios, no tiene esqueleto pero mi mente sigue fracasada. No tengo qué decir de mi mente o de mi dios.
No tengo mente. No poseo el nombre de dios.
Diosol diostierra diosvagina diosdepan
Las uñas de dios rascan mi placer
cae desprendida piel
costra
o pensamiento
muertos
o plasmados en cartón.
Ácaros corren (en mis siguientes mil veinticinco vidas me esforzaré por ser un ácaro paralítico).
Camino con los cabellos y mis pies sostienen al mundo. El hipertenso corazón del planeta me contagia. Mi respiración se une a los cálculos biliares de las casas.
Los espacios entre las palabras que componen la literatura, los silencios que desligan los sonidos que componen música, etcétera, forman el caligrama de Dios. El hueco de mi vagina figura en esa Figura.
La lozana juventud de mi cerebro no tiene juventud ni mi cerebro lozanía. La mentira es mi cerebro, mi cerebro es grasa con químicos de toda clase intercambiando informaciones.
Mi cerebro es el control remoto de dios.
La meditación es el control remoto de dios.
El Desprendimiento es el control remoto de dios.
Mi dios es sólo mío. Él sólo me ha creado a mí. Mi dios fue juguete de Dios.
Me rasca y los poros en las yemas de sus dedos se dilatan.
Salen de mi espalda un recuerdo y un olvido de la misma crucifixión, sin referencia alguna con el Hijo del Hombre.
Otras mujeres parieron mis hijos. Otras son las vírgenes y otras las putas.
Tengo la cuarta parte de una tiniebla hundida en mi amor
1
Recámara con sofá y un ajedrez al centro.
Techos de mi estatura.
Esquinas redondeadas.
Giros rodeando Me.
Sobre la cama donde mi dios y yo nos acostamos.
Falta bolillo que absorba mi susto.
Que la taza del baño también me muerda.
Entran a mi espalda un recuerdo y un olvido de una apuesta.
Aún no sé si he ganado. Esperaré.
 
 
 
1 Xavier Corcovado

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